Este libro de poemas fue publicado en bilingüe español/inglés por la Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes en 2014.
Está en dos partes, Diosas y cenizas, temas relacionados con la mitología y lo sagrado, y Planta baja del cerebro, estados mentales que buscan lo más esencial.
PLANTA BAJA DEL CEREBRO
GROUND FLOOR OF THE BRAIN
I
DIOSES Y CENIZAS
Pan
Parado en dos patas
masticando espinas tropicales
el cabrón mira de soslayo
su ojo sensual y cínico
la flauta suena subcutánea
estremece el desierto ceniciento
botellas cartones bolsas plásticas
al lado de la autopista
Matsya
La primera encarnación de dios
fue un pez de los abismos
de hocico chato
y carne barrosa
Surgió a través de capas oscuras
de peligro y ambigüedad
hasta aguas transparentes
centellaba en bahías llanas
plato dorado fresco sol
alumbrando esponjas y algas
Quería oxígeno
se asomó a la orilla
ahora camina erguido
entre muros y cables
rumiando estadísticas
sueña con levitar
a un elemento más puro
La madre
Viste manto azul o rayos verdes
viaja por el espacio y al llegar sonríe
dulzura resplandeciente
en la almendra del pecho
Alcanzan los añicos de la fe
para encender centellas de su consuelo
en medio de guerras plagas traiciones
que ella no aplaca
La otra madre
Por estar siempre en guardia
contra los usurpadores del orden
parada en la rueda del acontecer
montada en el león
con fauces de león y lengua escarlata
ella se nutre de sangre
pide sangre, se la vierten
de heridas abiertas gargantas
corazones atravesados por acero
se la sirven en el plato del pecho,
ella agradece fortaleciendo al guerrero
Entre sudor y llamas sus nuevos acólitos
entrelazan el hilo de sus vidas
las crueles vidas de sus vecinos
con el arroyo hirviente
Ellos mismos se cortan y pinchan
para atraer su compasión opaca
Gaia
La esfera azul veteada
fijó sus coordinadas en el espacio
reguló su horno y el chorro de las aguas
concibió células vivientes estrellas
marinas extremidades peludas
espinazos vasos sanguíneos
y el ojo
esfera igual que ella
para contemplarse a si misma
su manto su aire su prole
con precisión de cazadora
con amor
Los perfiles exactos apasionados
de búfalo y caballo en las cuevas
conjugan matar y amar
Desde entonces el ojo
se ha ido anublando
velando endureciendo
la superficie se hace quebradiza
ennegrecida por tantas muertes
fuera de la ley
vaciado de amor
el don de la vista se retira
Luna
Hace muchos años ya
la luna era amiga
lejana alta radiante
nos quería y prometía
amores redondos como su plenitud
Ahora ni siquiera la miramos
nos engañó nos desconoce
la fuente plateada se secó
el sudor de los coitos no brilla
en la piel áspera no fluye
como mercurio hacia la fusión
en otro cuerpo
La luna dentro la cabeza
enloquece de perplejidad
cuál es mi sexo dónde lo meto
no enciende la mirada apasionada
entrega que revienta el tiempo
El herrero
Botones de fuego se hinchan en la forja
las flores templan la espada del valiente
bruñen su escudo
Las armas inteligentes cobardes
no dan fortaleza al brazo
no se convierten en rejas de arado
Las mutilaciones a distancia
no llevan perdón ni gracia
Hijo del hombre
Tarde gris humo
amenaza de fuego bajo la piel
las hojas de los naranjos se arrugan
el polvo opaca las flores que resisten
y cuela entre los pliegues del cerebro
me molesto comienzo a gritar
me oyen sólo los perros
no acepto no termina así
En mi cabeza en mi corazón
se forma una capa de terciopelo vivo verde
entre esa grama se incuban huevos
de cada uno sale un pequeño dios
Dentro mi pecho crece uno
alimentándose de mis entrañas
fortificándose con mis huesos
bello y alto como un árbol
es el Hijo de Hombre
y todavía blande su espada
y todavía promete justicia
Bast
Hija del sol colmilludo
tu aliento abrasador
creó el desierto
regías el menstruo
y las armas del rey
terrible asesina
me honras con tu cariño
me saludas nariz a nariz al amanecer
manchas mis alfombras
con la sangre de tus víctimas
vas arrasando con los pájaros
del jardín
se apaga su canto
y tu gracia queda intacta
Plumas
La gata viene al crepúsculo
trae algo muerto una cabecita
cuelga de su boca,
es su derecho pienso
su función
lo pone a mis pies en el círculo
de la lámpara,
veo las plumas del pajarito rojo
que hace meses comía insectos
en la ventana alta de la sala
– “sangre de toro” –
el horror me lacera
estremezco odio la gata
quiero rezar por el alma
del ave
se convierten las plumas en llamas
enormes alas de fuego
erigen un ángel
Sombras en el jardín
para Clide Eliche
Algunas veces me entierro
bajo el suelo del jardín
apenas un hueco abierto para la nariz
capta el olor de las rosas
En mi vientre hace siglos estéril
germinan brotes de dioses
chupan el calcio de mis huesos
las proteínas de mi sangre,
la trama porosa levita
tiñéndose de colores vegetales
adquiriendo perfiles
Pasean los varones que no conocí
recios y elegantes
hasta en su soberbia se me insinúan
dispuestos al incesto
para que el jardín florezca
que no acabe el linaje
Daibutsu
Dentro del cuenco de bronce
sellado por suturas y rugosidades
párate debajo del lugar del corazón
en el chakra secreto
¿has entrado en la nobleza?
En la cúpula encima del empate del cuello
bajo los globos huecos de rizos
detrás de los ojos de párpados caídos
¿cómo podría no condensarse la sabiduría
y caer en gotas?
Kencho-ji
Un viento asombrado
se tuerce para formar
las columnas de la sala
sus hebras azules
trenzan los ojos del Buda
salpican de pájaros
las vigas del techo
Tara
La distancia entre ti y el piso
es simple, sin velos ni cifras
Tu estrella toca tierra
suben plantas a su encuentro
salen madres de cascarones en la grama
aun no tienen nombres,
“hermoso” recoge sus sílabas
Las danzantes de la Costa del Golfo
Detrás de los labios separados en sus caras de barro
la vida y la muerte giran como planetas gemelos
en la vasija de su deseo,
el suspiro que exhalan es asenso a las dos
al precio de cada una
en el orden anterior a las palabras
danzan
en perfecto equilibrio hasta caer
en su propia sangre reluciente
regando gérmenes de su éxtasis
a través de los siglos
Sueño de revolución
Trancando la calle hundida
una iglesia alta
columnas y arcos de ladrillos
de barro pardo
vacío sin íconos
vientre yermo
En una sala lateral
crisol rescatado
vigilado por niños callados
hierve basura
se transmuta en ropa reluciente
de piedras y lentejuelas
II
PLANTA BAJA DEL CEREBRO
Haiku no es…
Millones
regados por el internet
y revistas en todos los idiomas occidentales
no han entendido las reglas
no se trata de mí
el mar haiku no está en mi cabeza
ni mi corazón ni representa
honduras de la conciencia
ni multitudinaria inmensidad
queda antes de los metalenguajes
donde los sentidos encuentran la superficie del mundo
y nacen los nombres
profundo azul
nuevo y siempre
en una llamarada de asenso
el mar es el mar es el mar
Lamento por las palabras
No tienen silencio donde descansar
hurgadas y aporreadas incesantemente
desechadas por su severidad
(quién quiere “muerto” o “viejo”)
remplazadas por fichas arbitrarias
Las raíces de familias enteras marchitan
diamantes enterrados se hunden en la oscuridad
el carbón pierde brillo y combustión
las papas no se digieren
larvas y escarabajos gordos feos
salen arrastrados del lodo y se alejan
dejando manchas ocres en la página
en el aprieto del uso
Cuerpos flotantes
He leído avisos
sobre la vejez, mentiras
(dentro somos siempre jóvenes)
y verdades (las rodillas se desgastan)
pero nadie habla de lo más molesto
los cuerpos flotantes
que empañan la vista
arácnidas en la mitad del ojo
extremidades que destruyen
la serenidad del espacio
cuerpos en la memoria que quedaron
fuera del alcance
presentes todavía en el cielo
del deseo
Teoría del caos
¿Existirá una mariposa
con dos alas diferentes?
una variante en las marcas
barra en un ojo de búho
lo caótico que atraviesa
la simetría especular
de los lados del cuerpo
como las venas de mis manos y antebrazos
dos paisajes distintos
cordilleras moradas henchidas
nudos espolones que se bifurcan
singulares e irrepetibles
islas en la piel desértica
anuncian su desmoronamiento
Me corto el dedo
la sangre aflora gotea en el piso
mi sangre tiene color bello
color de sangre
y no ha envejecido
Mi viaje a Michtlan
Luego de la bala en los sesos
nadie escucha mis objeciones
al arreglo de mis extremidades
mis esfuerzos por despedirme
sólo mi perrito quiere acompañarme
La penumbra del descenso atemoriza
pero nos adentramos tanteando al inicio
luego más fluidos
No sabía qué esperar en mi turno
monstruos con mil brazos
garras y brasas vivas por ojos
ángeles musicantes estómagos con piernas –
nada de eso, un arco disperso de criaturas
saludan corteses a lo largo de un camino boscoso
gentes articuladas llevan vidas comunes
en viviendas siempre más rudimentarias
empiezan a encogerse hasta llegar a ser homínidos
que entran y salen escabulléndose de madrigueras sucias
y el perro y yo nos achicamos
y nos deslizamos entre las tinieblas heladas
Pero el perrito me despierta
preguntándome entonces esto es todo
y me sacudo y digo No
esto es lo que quieren esos sanguinarios aztecas
y los que dicen que más allá del pensamiento
hay sólo miasma gris y horror y locura
Nosotros en cambio escogimos el aire. Mírame amigo
como yo te veo. Estamos purgados y blanqueados
reducidos a películas porosas
trapos en el viento cósmico
astillas de cristal en la luz
El fin del amor
Qué tan cerca de la muerte debo estar
para que la fisura dolorosa pueda cerrarse
la primera escisión en el todo
el corazón marchito arrugado
en la travesía por el largo desierto salado
sola
hasta la silueta hueca
ausencia que detenía a un él
se desvanece
no quedan palabras de amor
desde la nada una lluvia de dioses
me rodea
espléndidos con alas o cuernos
serenos e indiferentes
hermosos y masculinos
Insolación
Abiertos de repente al sol
los ojos pierden consistencia
sólo una película fina que se agita
sobre el abismo de todo el resto
pantano donde reptan focos de luz
defiende la presencia
En otra hora del día
la superficie contiene la existencia entera
densa como chocolate
ineludible como radiación
Leer a Pániker en Margarita
Todos mis dioses muertos
están clavados como postes de concreto
en mi cerebro cocido
sudo ambivalencia
y huele a crimen
la pluralidad salpica las playas
Aspiré a la lucidez en otra vida
separada de ésta por brazas cúbicas
de mar no simbólico
Cosas
La tiranía de las cosas
cepillo de dientes jabón para platos llaves del carro
me manda a subir escaleras
de significados contingentes
hasta niveles de comprensión
donde la verdad es limpia
El aire depurado
del discurso simbólico
mi ahoga me hace disolver
las jerarquías de la visión
en peine matero cuchara de palo
por compañía
en la planta baja
de mi cerebro
Luego están los otros momentos
el tordo que da saltitos en el techo
al amanecer
las olas bravas donde la tormenta
batió la cola
no necesitan elevación
ni deconstrucción
sólo cantan
Alarido
Las opciones disminuyen
se eliminan entre sí
las expectativas se estrellan
contra una pared de descuido
estallan dejando una salpicadura
de pequeñas heridas crudas
el último plan tambalea
buenas razones lo tumban
la red entera se desteje
hilos cortos jalan neuronas
alarido
Lo que queda es un día
una isla
Una idea para un poema
Me llegó hace días
le di la bienvenida y le dije de esperar
hasta que yo tuviera más tiempo
y ahora está sellada
La amaso para que levante
segregue palabras en los poros
está apelmazado y no se desenreda
dice: sigue aporreando y jalando
permanece piedra
Segar
Brotan sentimientos sinfónicos
aspiran tallos de ideas
Los sego todos
despejo sin piedad
el campo de las expectativas
Diminutas plantas verdes siguen asomándose
musgo luminoso
que viste el piso
la planta baja no es lóbrega
En un día bueno
subo la escalera de la sublimación
hasta el tope
contemplo el mundo variopinto
sus masas de sublime
– el rostro de Buda, el Partenón –
y grito mi satisfacción
luego miro hacia atrás,
lamiendo alrededor de cada escalón
lo subliminal aguarda
Pero hoy estoy fuerte
y la escalera es robusta
historia sagrada reconocida
en este momento no voy a caer
Mozart silba entre los picos
Un cambio de clima
el espacio se hincha hacia arriba
pululan luces frescas
dulces como flores silvestres
dentro de mí
ignorando mi edad
La niñez de la tierra es ahora
Navidad
Nuevo es una propiedad del fondo
tan constante como viejo,
el orden se desteje pero
el mundo sigue respirando.
Aún puede nacer un niño
resbaloso y macizo
con todas las uñas en los deditos
y una corona.
Mirando adentro
Encerrando el tallo donde el aliento
se empalma con el cielo
tapando la vista
trancando la fuerza
un tronco hueco
de carne reseca compacta
castigada por derrotas
regado podría ablandarse
liberar la mata tierna que protege
Ahora ataca la honestidad
el deseo se retrae y marchita
el tronco se encoge y ennegrece
el espacio se despoja
dentro queda sólo la columna desecada,
una luz débil lechosa
penetra a gotas y se corta
El solsticio queda atrás
de las costillas brota
terciopelo de cuerno
bajo la cúpula hay espacio
para que un alma haga volteretas
Piso con obstáculos
Quiero caminar sobre el suelo
plano pelado liso
expectante sin objeto
pero sobresalen muebles viejos
cajones de fe y deberes
rajados en las junturas pero sólidos
los esquivo
sigo adelante en la luz tenue
me paro en seco en el borde
de un hoyo sin fondo
Queda por aprender la quietud
para que las partículas de luz
se junten en arco sobre el campo
y se vivifiquen sus semillas
Homenaje a Coleridge
La flecha y el albatros
están grabados a fuego en mi cerebro
como siluetas humanas
en la piedra de Hiroshima
por una luz constante
del otro lado de la supervivencia
el imperativo olvidado
Huraña
Arisca donde no debo serlo
en homenajes y conciertos
hasta cumpleaños
tantos discursos hilando
afectos y elevaciones
cubriendo el hermoso fondo
el cuerpo del mundo
una rodaja de berenjena
un girasol
una hebilla oxidada en el piso
¿Preferiría ser perra?
Sobre una metáfora budista
¿Puedo decir que mi sombra es mía
puedo decir que me pertenece
si durante días y semanas grises
ando sin ella
ni siquiera la añoro
hasta que los rayos afilados
del sol o la tentación
la manifiestan pegada a mis pies
inexorablemente familiar?
¿Dónde está ella sin mí?
Espacio íntimo
No es nirvana
ni es vacío mental
es un campo sin linderos
abandonado por los jugadores,
los muros y muebles de los sueños
se han desvanecido
es una condena
una conquista de la renuncia
atisbo de pureza
desolación extática
éxtasis desolada
antesala de la extinción
insoportable por más de segundos
mientras la vida vuelve a imponer sus trabas.
Samsara
No está sucediendo nada
la gata saca la patita
tumba una taza de peltre
se desconcha y rueda
acontecer contra inercia
afán de protagonismo
entre objetos
empuñar un arma
tirar una bomba
o modular notas
mudanza mínima
en el orden de un raga
Compañía
Una urraca se posa torpe
en una rama fina
frente a mi ventana
compañera real de sangre y plumas
en este espacio doméstico
me aleja de las figuras nebulosas
ausencias inversas
que caminan por la arena tenebrosa
de mi viejo cerebro
Sueños después de viajar
Dos o tres veces cada noche
el tren está saliendo
de la estación sonora
estoy sentada en él lo perdí acabo de llegar
parada en el andén con el montón de mis maletas
o el barco está llegando al puerto
el avión despega o aterriza
vigas titánicas sostienen el techo del terminal
hormiguean multitudes
se transforman en campo verde de lechugas
Estoy ansiosa aburrida atareada
me asaltan una y otra vez
las mismas imágenes
De repente una figura distinta
imponente colorida
cruza destellando la escena confusa
se hunde en los parajes inferiores
de mi mente donde los ramos de la devoción
esperan para injertar recuerdos
pulirlos darles nombres de dioses
mandarlos de vuelta por el tallo del cerebro
para contarme cuentos
La ciudad
para Dennis
La mañana despliega
una superficie de concreto sin fin
frente al caminante
sus ojos se tornan multifacéticos
como los de una mosca
como los cristales verdes de los edificios
reflejan movimientos borrosos
sus oídos no son filtros
absorben licuan sonidos
en una vorágine
pasantes le surgen encima
irradiando órganos vitales
árboles y torres corren con él
en contra se alejan
figuras en un cuadriculado mental
se desenroscan pensamientos de cuerpos y objetos
al ritmo de su paso
La ciudad es compañía suficiente
Muerte del padre
El aire se estremece y se escapan
átomos de los muebles
las sábanas se convierten en mortaja
Sin araña la tela
de la memoria – luchas
caídas ternura –
se afloja y desliza
sobre el filo del tiempo
sus hebras se extienden
adentro de mi propio tejido
tiran hacia el abismo
La voluntad en la urdimbre
ahora me pertenece
debo asumirla
ningún bulto encorvado delante mío
ninguna sombra que me esconda
huérfano
expuesto
a la luz implacable
Ser o no ser…
la diferencia depende
de márgenes ínfimos
equilibrios improbables
la estela de un meteorito
una falla de imaginación
bastarían para borrarnos
diez grados más de temperatura
nubes de ceniza volcánica
un virus implacable
Un poquito más malvados
nos matamos unos a otros
un poquito más desesperanzados
nos entregamos a la nada