
EL HAMBRE
Desde la raíz del mundo
se confunden hambre y deseo
-quien come se propaga -,
la flecha de las mutaciones
arrastra los más frágiles
a las bocas mejor armadas.
En el pozo del tiempo
crujen braman gritan
los desechados hambrientos.
Por qué no se nombra la crueldad
entre los pecados capitales
el mayor de todos?
Será porque se presiente
su intimidad con el hambre
condición absoluta del ser?
El ladrón que apuñala
lo justifica por su necesidad,
el tirano que provoca la hambruna
por el afán de acaparar presas
platos para su hambre sin fondo
de sometidos.
Todo el cuerpo se encoge
menos el cráneo.
Endurece como una roca,
se balancea como una ballena
en un mar turbio.
A veces una barriga de niño
también se hincha y petrifica.
Han comido desde dentro
sus propias carnes,
no son ni hombres ni mujeres,
armaduras apenas recubiertas
de cuero barato,
montajes de estacas
mal articulados.
Al viejo sobre el féretro
le alinearon las extremidades
le inflaron el rostro,
igual está muerto
sacrificado a los apetitos
de tiranos trogloditas.
Este viejito tiene tres años,
sus pieles son fofas como elástico vencido
los brazos son palos estériles
los piecitos inertes
los ojos opacados, no ven nada,
no quiere nada.
No hay leche ni sopa que lo salve.
Perfecta nació la niña,
estaba abrigada en mi vientre
alimentada por mi sangre.
Una vez sonrió.
Ahora está a la intemperie
de incomprensibles escaseces.
Qué valgo yo que sólo puedo
verla menguar
como un pajarito cuando la madre
abandona el nido?
Estoy aquí, la aprieto
contra mi seno desierto.
El corazón no resiste
acompañar las víctimas,
se encalambra.
Más allá de las barreras que levanta
para excluirse
oye chillar rugir
las bestias famélicas
incubadas en sus cuerpos.
Dos noches con sus días
defendiendo el puesto en la cola,
las bolsas vacías apretadas
contra el estómago vacío,
la esperanza agotada
por la espera.
Y al final los anaqueles vacíos,
sólo queda nestea.
Las conchas de cambur en la calle
marcan los sitios donde los paseantes
consumieron su breve almuerzo.
Otros buscan en los basureros
algo para llevar a la boca
rescatable entre lo podrido,
competiendo con los zamuros.
Las carcasas de pollo
sirven para achicharrar hasta sacar
la última gota de grasa
para lubricar las comidas
como el aceite quemado que mantiene
en marcha los motores.
Grrrr….
Al ogro maduro
se le ha hinchado la barriga
con las vidas que traga
macerándolas en los jugos
de su desprecio y su arrogancia.
Patean las paredes de su estómago
fetos desesperados que se ahogan.
Él es una morgue ambulante.
Entre los cuerpos hacinados
si alguno todavía apenas respira
¡que lo explote!
aissamí: en dialecto local,
manos sucias, estrangulador.
Los niños desfallecen, no importa,
a él le llegan sus exquisiteces
por vías alternas.
Que se cierre la frontera de su cuerpo,
se le atranque la garganta
en los banquetes,
que sólo trague miseria.
Decreto como justicia divina:
será el león Danko que en la otra vida
condene al pequeño jorge,
durará eternamente
el instante en que los colmillos
penetran el tierno cuello
y las garras rasgan el pecho.
De igual forma la elefanta Ruperta
se ocupará de delcita,
por siempre el peso de la pata
mantendrá fresco el suplicio
del cráneo que se fractura.
Podría ser vice versa.
Por los siglos de los siglos.
Dios nos lo dio
con su cabello de capo
en la cabeza cuadrada
sobre un polo de la corrupción,
con sus manos que manejan el mazo
y jalan las cuerdas de tráficos oscuros
que vacían las despensas de los pobres.
Que dios se lo vuelva a llevar,
o mejor el demonio.
Se han regalado un juguete
un país con sus ciudades su campo,
sus interconexiones.
Se interpelan alegremente
sobre las maneras de desmontar
los engranajes, los surtidores
y quedarse con el material.
Venezuela es su mascota
una familia de mascotas
que ya no recibe alimento
– demasiao caro, hermano! –
Al fin y al cabo no es pecado
si muere el pueblo de hambre,
son sólo animales.
Ellos son espirituales.
Nuestro cielo está tapado
por una niebla espesa como pan podrido,
la luz apenas cuela;
nos movemos en un tablero
sobre piedras tan pegadas
no queda resquicio donde brote
una brizna de verde.
Dónde aparecerá
la mano, espada, pluma
que reviente las fronteras
de esta cárcel?
Del cielo lloverán
a gotas baldes tanques
harinas y granos,
del suelo surcado
manarán café y azúcar,
brotará leche a borbotones,
por tierras reverdecidas
desfilarán las reses
ofreciendo sus carnes.
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